Honramos la presencia de Dios y buscamos cultivar ambientes donde Él sea el centro. En ese lugar descubrimos más de su bondad, de su belleza, de quién es Él. Mientras más lo conocemos, más experimentamos su verdad y su cercanía.

Llamados a una vida de impacto y propósito al servicio del Reino de Dios, porque el evangelio, son buenas nuevas, y esas buenas nuevas, no vienen separadas de su poder. Fuimos creados para vivir una vida sobrenatural.

Mientras más conocemos a Dios, más conocemos quienes somos como hijos. En su presencia somos transformados a la imagen de Jesús, el Hijo, que nos mostró lo que de verdad era vivir en una plena comunión con el Padre.

Fuimos creados para vivir en su cuerpo, la iglesia. Ahí donde somos conocidos y podemos conocer más a Jesús, donde Él se encarna en la manifestación de su cuerpo y podemos ver la simpleza de la gracia y el poder de la vulnerabilidad.